Recorrido por La Toscana.

Empezamos esta nueva etapa en nuestro blog con mucha ilusión, queremos compartir algunas de nuestras experiencias gastronómicas y de viajes que hemos realizado a lo largo del tiempo y esperemos que nuestras aventuras y consejos sean de ayuda a todas aquellas personas que aman la comida y viajar tanto como nosotros. Antes de comenzar esta aventura me lo he pensado mucho, al final, nuestro blog es de cocina tradicional y muchas veces el miedo al fracaso nos ha frenado. Después de una larga reflexión nos lanzamos a esta nueva aventura con muchas ganas e ilusión.

Nuestra primera entrada viajera no podía ser otra que el precioso viaje que realizamos por Italia el pasado verano. En este viaje recorrimos algunas de las ciudades más bonitas del país que nos faltaban por visitar y que no nos dejaron indiferentes. Para realizar nuestro viaje que duró 8 días, volamos desde Madrid a Pisa, en la cual cogimos nuestro coche de alquiler y fuimos recorriendo poco a poco cada una de las ciudades marcadas. El recorrido finalizó en Milán con la visita imprescindible al Lago di Como.

Las ciudades que recorrimos fueron: Pisa, Florencia, Volterra, Siena, Montepulciano, Venecia, Verona y Milán. Os explicamos paso a paso las curiosidades que encontramos en nuestro viaje y las agradables sorpresas que fuimos descubriendo a lo largo de estos 9 días maravillosos.

La decisión de elegir  que ciudades íbamos a recorrer no fue nada fácil, pero al final por cuestiones de trayectos y kilómetros entre los distintos puntos, nos decidimos por éstas. La única concesión que nos permitimos fue Venecia, ya que era la más alejada de las recorridas con anterioridad, pero no podíamos volver de este viaje sin haber pasado un  día allí. Por lo que teniendo en cuenta lo anterior, os dejo cual fue nuestro recorrido y espero que os ayude si estáis pensando en organizar un viaje similar para las próximas vacaciones.

Día 1:  Madrid-Pisa.

Llegamos al primer día de viaje, en el cual salimos desde Madrid a la ciudad de Pisa. Escogimos Pisa como punto de inicio de nuestro viaje porque, ¿quien no ha soñado en hacerse una foto en una de las torres más famosas del mundo? Habíamos reservado el coche de alquiler en el aeropuerto de Pisa, por lo que para llegar a la terminal de coches de alquiler es necesario coger un autobús gratuito de la terminal principal que te lleva al lugar de recogida de los vehículos. El trayecto no dura más de 5 minutos. Una vez recogimos nuestro coche, el cual fue un Smart automático nos entró la risa: ¡íbamos a recorrer Italia en un Smart! He de decir que la experiencia fue maravillosa y mi consejo es que si vais a realizar un viaje así escojáis un coche automático, ya que las carreteras que comunican los pueblos tienen muchas curvas y te obliga a cambiar mucho de marchas en un coche de cambio manual. El trayecto del aeropuerto de Pisa  al centro de la ciudad era muy corto y además muy bien indicado. Escojimos como alojamiento un apartamento de airbnb que estaba situado a 500 metros de la Torre, además, había un aparcamiento gratuito en las inmediaciones. Dejamos las cosas en el apartamento y nos dirijmos a comenzar nuestra visita. La primera vez que llegamos a la ubicación de la Torre de Pisa y el Duomo nos quedamos impresionados de la cantidad de personas que allí se encontraban. Todo el mundo buscaba el angulo perfecto para hacer la deseada foto sujetando la torre. El monumento es impresionante, no deja indiferente a nadie y es necesario dedicar un buen rato para observarla en todo su esplendor. El espacio monumental está compuesto por la catedral o Duomo y la Torre que sería su campanario. Durante nuestra visita estaban rehabilitando la catedral y los alredores por lo que no pudimos apreciarlo como en las fotos que encontramos en Google. Aún así, las vistas son espectaculares.

Llegó la hora de comer, hay múltiples opciones en los alrededores, desde restaurantes donde preparan una pasta y pizza exquisita hasta puesto en la calle que ofrecen pizza y pasta para tomar al aire libre y fruta fresca! Nosotros nos decantamos por pasta:

Después de una deliciosa comida, nos encaminamos a recorrer los alrededores y encontramos un gran mercadillo de souvenirs, no solo de Pisa, si no de todas las ciudades italianas habidas y por haber a unos precios muy competentes. Nuestro consejo es que si quieres comprar souvenirs los compres en este lugar porque los precios son muy bajos.

La ciudad no tiene mucho más que visitar por lo que decidimos ir a cenar a Lucca, un pueblito con mucho encanto que se encuentra a pocos kilómetros de Pisa y el ambiente es espectacular. Cenamos en una terraza unas deliciosas pizzas y dimos un paseo por el centro y recorrimos la muralla donde cogimos nuestro coche de vuelta a Pisa.

Día 2: Pisa- Florencia.

Por la mañana temprano emprendimos nuestro recorrido a Florencia la distancia que separa ambas ciudades es de 86 kilómetros, una hora y media de trayecto en coche. Nuestra preocupación fue que teníamos que recorrer la ciudad en un solo día. Nuestro alojamiento en este caso fue un hostal que se encontraba a 300 metros la Basílica de Santa María del Fiore, por lo que aparcamos el coche en un parking privado que se encontraba en las cercanías. Nada más dejar las cosas en el hostal emprendimos nuestro paseo a los lugares, que a nuestro parecer no podíamos dejar de ver: el primero de ellos la Basilica, tan espectacular por dentro como por fuera. Si viajáis en agosto como nosotros lo encontrareis rodeado de miles de personas, pero merece la pena la visita.

Nuestro camino continuó por las distintas calles que se encuentran al rededor de la Basilica, acudimos a la Plaza de la Señoría, la cual es una plaza que se encuentra repleta de estatuas, entre ellas una réplica del David de Miguel Ángel, el cual es uno de los más fotografiados. En esta misma plaza encontramos una torre del reloj muy característica de La Toscana. Después, nos dirijamos a la plaza del mercado, donde es tradición hacerte una foto con el jabalí que allí se encuentra, según comentaban daba suerte! Esta vez comimos en un restaurante de la zona del mercado y el menú fue melón con jamón de Parma:

Al atardecer, nos dirijimos a la zona de Ponte Vecchio, la cual es muy recomendable a esta hora del día, porque la puesta de sol en esta zona es una de las más bonitas que hemos visto jamás.

Para obtener una vista panorámica de la ciudad decidimos subir a San Niccoló, puede subirse en coche aunque también puede realizarse caminando, no es un trayecto muy largo pero si que cuenta con numerosas escaleras y cuestas.  La caminata merece mucho la pena, después nos fuimos a cenar ya que por el centro hay muchas opciones y para todos los bolsillos.

Día 3: Florencia- Volterra.

El tercer día de viaje lo organizamos más tranquilo, la distancia entre Florencia y Volterra es de 83 kilómetros, una hora y media de trayecto. En este caso nuestro alojamiento se encontraba a las afueras del casco antiguo de Volterra, una casona con unas vistas espectaculares de los viñedos y esta vez con piscina para soportar las altas temperaturas.

Decidimos visitar Volterra, porque somos grandes fan de la Saga Crepúsculo, y una parte muy importante de la historia se desarrolla en esta ciudad. Para acceder al centro es un poco complicado con el coche, por no decir imposible, por lo que es obligatorio dejarlo en los parking que se encuentran en la entrada al casco antiguo, su precio es de 2 euros la hora. Visitamos la plaza principal y recorrimos cada una de sus calles. Aprovechamos para comprar libros de recetas y diferentes recuerdos.

En cuanto a la comida, el precio era más elevado que en Florencia, pero la exquisitez de sus platos lo merece .  En este caso, nos decidimos por pasta a la carbonara, pero la receta original y nos sorprendió.

Después de un chapuzón en la piscina, fuimos a cenar a un pueblo medieval cercano, San Gimignano, donde se encuentra en su plaza principal una de las mejores heladerías de Italia.

Día 4: Volterra- Siena.

Nuestro viaje continua hacia Siena,unos 55 kilometros, una ciudad que nos sorprendió gratamente. Nuestro alojamiento fue un hotel espectacular muy cercano al casco antiguo de la ciudad. Para acceder a la parte historica de la misma hay que hacerlo por escaleras mecánicas que se encuentran a los pies de la muralla. Lo primero que visitamos fue su Duomo, que es increíble, jamás esperamos encontrar algo así en Siena.

Es una ciudad muy transitada, hay muchas tiendas donde tallan madera, una de ellas especialmente nos sorprendió porque casi todos sus artículos eran personajes Disney de todas sus películas. Por la calle se podían encontrar puestos de fruta, tiendas de artesanía, religiosas y de utensilios de cocina.

Para comer, como no podía ser de otra manera, tocó pasta pero esta vez con ragú de jabalí, el cual es muy popular y la verdad es que estaba delicioso, disfrutamos de una agradable comida en esta terracita. La oferta gastronómica es enorme y para todos los bolsillos.

No pudimos dejar de visitar la Piazza Del Campo donde tienen lugar las carreras de caballos, el ambiente es increíble y la plaza está repleta de restaurantes, tiendas y puestos en medio de la plaza donde comprar recuerdos.

Día 5: Siena- Montepulciano.

El viaje a Montepulciano desde Siena es de 65 kilómetros, apenas una hora de viaje. Nos alojamos en un hotel con mucho encanto y pudimos disfrutar de las bodegas de los alrededores. Montepulciano es muy similar a Volterra, es un pueblo medieval que cuenta con una torre del reloj en su plaza principal. Escogimos esta ciudad porque habíamos leído mucho sobre ella, aunque es la que menos relevancia tuvo para nosotras. Fue uno de los días que pudimos descansar y disfrutar de las vistas y la tranquilidad de esta ciudad. Por la noche acudimos a la fiesta del vino que se viene celebrando desde hace décadas. Las calles se llenaron de gente, a la entrada de la muralla comprabas tu copa de vino te la colgabas al cuello de un cordel de piel, de tal manera que puedes ir tomando el vino que desees de los distintos puestos que se encuentran distribuidos a lo largo de sus magnificas calles.

Día 6: Montepulciano- Venecia:

Este trayecto fue el que ocupó una de las mayores distancias, unos 362 kilómetros. Dejamos el coche en un pueblo cercano a Venecia y desde ahí cogimos un tren que nos llevó directas al centro de la ciudad, el trayecto no duró más de 15 minutos. Desde la estación de trenes compramos los billetes para el vaporetto que nos llevaría a nuestro alojamiento. En esta ocasión volvimos a coger un apartamento que se encontraba en la zona de Ponte Rialto.

Era la ciudad que más ganas teníamos de visitar, y no nos decepcionó para nada. Una ventaja que descubrimos fue que el viaje en vaporetto nos sirvió para recorrer el Gran Canal de una forma mucho más económica e inesperada. En esta visita recorrimos la Plaza de San Marco, el Ponte Rialto, los preciosos canales que serpentean por la ciudad y cada uno de los rincones que esconde este maravilloso lugar.

Para captar unas fotografías espectaculares del Gran Canal, una vez más es cogimos la puesta de sol para subir al Ponte Rialto y fotografiarlo en todo su esplendor. Las vistas son espectaculares, aunque un poco abarrotado pero merece la pena la espera.

Una gran duda nos surgió y fue la de subirnos a una góndola o no, las colas eran inmensas además de un precio muy elevado, por encima de los 60 euros compartiéndola con otras personas. Si querías una serenata del gondolero el precio se disparaba por lo que decidimos recorrer la ciudad a pie a través de sus callejuelas infinitas.

Las opciones gastronómicas eran infinitas, decidimos comer a la orilla del Gran Canal y tomar una copa de vino al sol. Después de comer decidimos recorrer las tiendas y tomar un helado. Volvimos a la Plaza San Marcos, para disfrutar de las vistas del Duomo de noche y tomar algo en la plaza amenizado con música en vivo. El precio en éstos cafés es muy elevado, un café por 18 euros, pero las vistas y el ambiente bien lo merecen.

Al día siguiente volvimos de vuelta a por el coche y poner rumbo a Verona, un detalle a tener en cuenta es que los vaporettos de vuelta a la estación de tren tenían distintos horarios a primera hora y no hacían su parada en todos los muelles. Por lo que recomendamos informarse bien el día antes de salir para no tener que pasear con la maleta hasta la siguiente parada o tener que tomar un taxi.

Día 7: Venecia- Verona.

La visita a Verona era obligada, porque ¿quien no ha visto la película de Cartas a Julieta? La distancia entre Venecia y Verona era de 121 kilómetros, aunque es posible tomar una carretera de peaje. Una opción también si vas a viajar entre estas dos ciudades es la del tren, porque hay trenes desde Venecia tanto a Milán como a Verona y los precios no son elevados.

Nuestro alojamiento en la ciudad fue un hotel a las afueras de la muralla, esta vez el coche dentro de la ciudad no era necesario por lo que lo dejamos en uno de los múltiples parking que hay en el Casco Storico. El primer monumento con el que nos encontramos fue la Arena Di Verona, un precioso anfiteatro muy bien conservado y muy similar al Coliseo de Roma. En verano tienen lugar en este espacio espectáculos de ópera y es muy común ver los decorados a las afueras del Arena. En la plaza en la que se encuentra hay múltiples restaurantes con terraza y heladerías.

Nuestro objetivo era encontrar la Casa de Julieta, está muy bien indicado por las calles y no tiene pérdida, llegas a un portal y no se puede ni caminar de la cola enorme de personas dejando mensajes de amor y peticiones a Julieta. Si entras al patio de la casa podemos ver el famoso balcón por el cual ella se asomaba y una estatua de bronce de la misma Julieta, la cual es tradición tocarle uno de sus pechos para que el amor llegue a tu vida. Hacer una foto de este momento es toda una aventura.

Salimos de la Casa de Julieta para dirigirnos a la de Romeo, no estaba nada concurrida puesto que era un muro con unas cuantas pintadas. De vuelta al Casco Storico nos encontramos una preciosa plaza repleta de terrazas y de puestos para comprar recuerdos. Decidimos parar a almorzar en este pintoresco lugar.

Finalmente, recorrimos cada una de sus preciosas calles, fuimos a la Catedral y paseamos por la orilla del río desde el cual las vistas son espectaculares. Es una ciudad pequeña pero muy agradable por lo que no nos arrepentimos nada de recorrerla.

Día 8: Verona – Milán.

Nuestro último destino fue Milán, acudimos a esta ciudad como fin del viaje por dos motivos: el primero de ellos es que el vuelo de vuelta era el más económico y nos ofrecían un vuelo por la noche por lo que aprovechábamos el día completo, y no queríamos dejar de visitar el Lago di Como. La distancia entre Verona y Milán era de 168 kilómetros. Para tener las mejores vistas del Lago nos dirigimos a Varenna, habíamos leído que era un pueblo pequeño pero que tenia una de las mejores vistas al Lago.

En efecto, no nos decepcionó dejamos el coche en uno de los parking que hay disponibles y nos pusimos a recorrer el pueblo. Las callejuelas daban al espectacular lago. Las orillas estaban repletas de restaurantes y tiendas, nos sentamos a disfrutar de las vistas y la tranquilidad que se respiraba en el lugar.

Los menús en los restaurantes eran muy de «batalla» pero las vistas no podían compararse con nada de lo que habíamos visto. Tomamos una ensalada y compartimos una pizza para reservarnos a un delicioso gelato.

Con el tiempo justo, volvimos a Milán para poder visitar el Duomo y salir corriendo al aeropuerto, pero la espera mereció la pena. Visitamos la Galeria de Vittorio Emanuele, el Duomo , el Castillo Sforzesco y el Arco della Pace. Aprovechamos nuestros últimos momento en la ciudad para cenar algo y poner rumbo a Madrid.

 

Espero que la entrada os haya gustado y que os animeis a realizar viajes tan espectaculares como éste, ¡Ciao Italia! Nos volveremos a encontrar.

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